Un año en la República Popular China

23/10/17

Diego Riddick es Oficial Subayudante Administrativo y lleva seis años en la Policía de la provincia de Buenos Aires. Tiene 30 años y actualmente presta servicios en el Departamento de Asuntos Extranjeros, Migraciones y Culto. Es estudiante de Relaciones Internacionales en la Universidad de El Salvador y se encuentra desarrollando su tesis final sobre la República de Irán.
Durante un año, más precisamente entre septiembre de 2016 y  agosto de 2017, Riddick fue becado a la República Popular China para participar del curso denominado XI Programa de Aplicación de la Ley.

-          ¿Cómo fue que accediste a esta beca?
El año pasado, a través de un radiograma, tomé conocimiento de la propuesta para hacer dos cursos. Uno de ellos se desarrollaba en la Universidad de Yunnan y estaba destinado estrictamente a efectivos del Agrupamiento Comando porque se cursaba en una academia policial y tenía una duración de 2 años y en varias de las temáticas estaba implícito también entrenamiento físico y de combate. El segundo curso, que es del que tomé parte, estuvo orientado a la temática del conocimiento del idioma y de la vida y organización en China. Para éste sí cumplí con los requerimientos.

-          ¿Cómo te preparaste para poder aprovechar la experiencia?
Con el tema del idioma no tuve mayores inconvenientes porque ya tenía un año y medio de estudios. Tenía un nivel básico, muy elemental pero algo de conocimiento tenía. La beca hizo que conociera una serie de ideas generales de qué podía llegar a esperar allá, cómo me tenía que dirigir, algún tipo de ropa o atuendo fundamental para actos y ceremonias oficiales. Después consulté con profesores de chino y con otra gente que viajó para tener una base a nivel informático y de aplicaciones de celular qué tenía que tener en cuenta. Muchas de las aplicaciones y de redes sociales que tenemos acá, en China no se pueden utilizar. Uno ya tiene que ir preparado para usar otro sistema de mensajería sino no hay manera de comunicarse con Argentina.

-          ¿Qué te llevó a estudiar chino?
Me encantan los idiomas. Hablo inglés, francés e italiano. En su momento estudié alemán, pero tuve un desencuentro con el idioma. Siempre me interesa profundizar y conocer otros idiomas porque es una manera mucho más completa de conocer otras culturas.

-          ¿Cómo fue la adaptación durante los primeros días o semanas?
Fue bastante particular el primer mes. Había que adaptarse a la comida, que es totalmente diferente; a los horarios de la comida, que son mucho más temprano. Un almuerzo es a las 12 puntual y una cena a las seis de la tarde. Yo me encontré las primeras dos semanas queriendo salir a cenar a las ocho o nueve de la noche y en los restaurantes me pedían muy amablemente que me fuera porque estaban cerrando, una cosa totalmente increíble. Por otra parte me llamó la atención la puntualidad estricta cuando se iniciaban las clases. Como argentinos, nosotros tenemos una actitud un poco más relajada y cuando decimos que algo comienza a las ocho de la mañana puede comenzar ocho y cuarto, ocho y veinte. En China no se permite la impuntualidad.

-          ¿Cómo se organizaban las jornadas?
De lunes a viernes, de ocho a doce se realizaban las cursadas. Después teníamos el día libre pero las horas se destinaban a estudiar o repasar lo que habíamos visto.

-          ¿Los materiales de estudio eran en idioma chino?
Todo en chino. Había una guía en inglés. En las primeras unidades del libro, utilizando el inglés podía entender, más o menos, dónde estaba; pero después todo en chino. De mis compañeros ninguno tenía conocimiento previo del idioma. En eso los chinos fueron bastante simples con la temática: les vamos a enseñar chino y van a hablar chino; realmente fue bastante sencillo. Los profesores manejan inglés, cosa de tener un idioma global.

-          ¿Fuiste el único representante de la provincia de Buenos Aires?
Sí, el único. Y de hecho, viendo cómo era la composición del resto de los cursos de todo este programa, era casi el único. Sólo encontré a un efectivo de la Policía Federal. Fuimos los únicos no sólo de Argentina, sino de todo el continente americano.

-          ¿De qué otros orígenes eran los becados?
Principalmente había asiáticos; de Tailandia, Camboya, Laos, mucha gente de Myanmar, mongoles y europeos había pero bastante escasos, tuvimos un compañero italiano, uno francés y dos armenios.

-          ¿Cómo fue la relación con tus compañeros?
Bastante buena. Me llamó siempre la atención lo cálidos y abiertos que eran los asiáticos. Siempre muy bien predispuestos, siempre sonrientes; dispuestos a juntarse a estudiar, a almorzar o a cenar o para hacer actividades juntos.

-          ¿Cómo podrías resumir la temática del curso?
Fue un curso de nivel intermedio del idioma chino volcado específicamente a la temática de la seguridad y del gobierno chino.

-          ¿Cómo sentís que es el nivel de idioma chino que obtuviste?
Realmente, en comparación con el nivel con el que inicié, muchísimo mejor. Creo que sigo siendo un nivel básico, pero dentro de lo básico muchísimo más avanzado. Puedo sostener conversaciones, puedo pedir cosas y sobre todo la oreja está entrenada para entender las temáticas de las conversaciones.

-          ¿Hubo oportunidad de comparar las situaciones de seguridad o de las policías de los diferentes países?
Por suerte sí porque bastante seguido nos pedían hacer comparaciones a medida que íbamos viendo los ministerios públicos de seguridad de cada país y la composición de las fuerzas. Realizábamos breves trabajos en los cuales nosotros presentábamos a nuestro país y a nuestra policía y la comparábamos con la policía china.

-          ¿Qué conclusiones podés sacar de esas comparaciones con diferentes países, cómo viste a la Policía de la provincia de Buenos Aires?
A los orientales les llama sobre todo la atención que nosotros seamos un cuerpo provincial descentralizado porque en todos los demás países hay un ministerio nacional en el que bajan las directivas a las delegaciones de las regiones. No existe esta idea de policías a nivel provincial encargándose de la temática. Sobre todo para los chinos es totalmente extraño. De hecho, los chinos me preguntaban si nosotros éramos una provincia autónoma - porque ellos sí tienen provincias autónomas que se manejan de otra manera - o si éramos un enclave como podía ser Hong Kong o Macao. La idea de que una provincia se maneje con su propio ministerio de seguridad y sus propias autoridades para ellos es totalmente nuevo. La única salvedad era con las cinco provincias autónomas que tiene el país en las que residen minorías étnicas y,  por supuesto, con Hong Kong y Macao que son territorios especiales y se administran solos en esa temática.

-          ¿Y con respecto a los otros países participantes, también se da esta situación de una única policía?
En el resto de los países sí, sobre todo con los asiáticos que tienen un sistema de organización bastante similar. Por ejemplo, a través de un chico de Angola, que era el único africano que teníamos en el programa, llegué a saber que tenía un sistema similar. La única salvedad podía ser en el caso de Italia, con el tema de las regiones y distintas colectividades. Pero a fin de cuentas, a grosso modo, la estructuración seguía siendo con una policía nacional.

-          ¿Por qué crees que China tiene interés en preparar a gente de otros países en su lengua?
Para mí todo forma parte de una estrategia global que tiene China de reposicionamiento en el mundo. China, a pesar de ser ya casi una tercera o una segunda economía a nivel mundial, no tiene algo que sí tiene Estados Unidos que es el conocimiento cultural. De los Estados Unidos, más allá de ser une economía pujante, uno conoce cosas, consumimos su cine, sus series, sus plataformas, conocemos ciudades de Estados Unidos; a nosotros nos hablan de Nueva York, Miami, San Francisco y tenemos imágenes, tenemos ideas. Y de China, no. A ver, más allá de toda una serie de políticas que realice el país, en cuanto a lo que es la trama estrictamente de la organización policial, China sabe que cada vez más residentes de su país viajan a asentarse y a trabajar en otros países. A su vez, eso plantea una problemática de seguridad diferente a los habitantes y a las fuerzas de seguridad de cada país. Esa migración tiene una complejidad extra. Entonces, creo que este tipo de cursos cumplen ese doble propósito: formar a las autoridades de cada país para que den una respuesta ante los ciudadanos chinos residentes y, a la vez, generar un ida y vuelta cultural que permita generar otra visión de ellos en el mundo.

-          ¿Qué similitudes o diferencias encontrás respecto a la actividad de seguridad que realizan las policías?
En cuanto a las diferencias siempre me llama la atención la organización y todo lo que es equipamiento y tecnología. La diferencia es muy grande pero no sobre todo por lo que se tiene o lo que no se tiene en cuanto a equipamiento sino también en cuanto a la visión que han tenido ellos. Para suministrar a su fuerza de seguridad, ellos explotan al máximo el concepto de "hecho en China". Existe una Superintendencia, dentro de su Ministerio, que es la encargada del desarrollo, fabricación y de entregar a todas las dependencias y a todas las distintas delegaciones los equipos de tecnología, de seguridad, desde handys, chalecos, diferentes versiones de cascos, equipamiento antidisturbios. Absolutamente todo. Que eso no sólo en nuestro caso sino también en cualquier otra Policía directamente es raro; uno tiene que ir a equiparse a otro lado, no el que el mismo Ministerio tenga su división donde desarrolle equipamiento. Después, en cuanto a similitudes, en cuanto a la temática de lo que es la seguridad pública; en el día a día es muy similar. Las largas jornadas de trabajo, la necesidad de formación que tiene siempre el efectivo, la necesidad de entrenamiento, los tiempos de trabajo. Y ante la gran cantidad de situaciones de prevención del crimen, la necesidad de contar con más personal.

-          ¿De qué forma creés que podés aplicar lo que aprendiste en la labor diaria en Policía?
Yo creo que de cara a lo que se viene necesitando, será útil  cada vez más. La inmigración creciente de ciudadanos que tenemos requiere de estas capacitaciones. Por ejemplo, en la provincia de Buenos Aires, tenemos alrededor de cien mil ciudadanos chinos asentados, en tránsito, estudiando o trabajando. Es fundamental poder vincularse con las autoridades de China que muchas veces reciben este tipo de problemática de los residentes. Creo el conocimiento del idioma que puede agilizar muchísimo la comprensión y con ello el tiempo de respuesta porque los ciudadanos chinos tienen una manera de encarar el día a día y los problemas que para nosotros, por supuesto, es totalmente desconocido. Sea los horarios de trabajo, sea la organización de ese trabajo o el hecho de cómo y a qué lugares recurrir son circunstancias a veces desconocidas.

-          ¿Pensás seguir profundizando esta capacitación?
Si tengo chances sí, sin dudas. Por lo pronto, tengo algunos de los materiales que me dieron en el curso, me los traje todos, y de hecho sigo estudiando por cuenta propia. Lo que sí quiero ver, ya pensando en el año que viene, es qué otros cursos o cómo se está trabajando en el Instituto Confucio acá en La Plata, más que nada para seguir en contacto con el idioma.

-          ¿Trabajando en el Departamento de Asuntos Extranjeros, Migraciones y Culto creés que también podés aplicar tus conocimientos de idioma?
Estoy seguro de que sí, por lo menos en dos reuniones con autoridades chinas pude ir e interactuar con ellos a nivel general

-          ¿Irías a otros países que ofrezcan cursos de capacitación?
Siempre que sea con el objetivo de capacitación iría sin pensarlo dos veces. Después de haber estado un año allá, en ningún momento tuve un sentimiento de pesar o de nostalgia. Siempre estaba mucho más emocionado sobre qué podría aprender, qué podía descubrir o qué podía vivir allá. Entonces, como sé que la distancia para mí no es ningún problema, que puedo llegar a formarme y sobretodo si son lugares donde ya tengo manejo del idioma, lo haría encantado.

-          ¿Cuál es el balance que te dejó el curso?
Muy positivo. Realmente muy positivo porque a nivel conocimiento viví un año en otro país, conocí gente de todas otras partes de mundo, realmente conocí otros sistemas de organización y otras metodologías de trabajo que para mí eran algo que totalmente nunca imaginé que iba a llegar a conocer. Enriquecí muchísimo la carrera; de por sí la experiencia es un salto de calidad y, por supuesto, que ahora puedo usar el conocimiento adquirido de otra manera ya en otro ámbito, dentro de la Fuerza. Así que en todo sentido, un éxito.​


 



Crédito de fotos: Comunicación Institucional Policía de la provincia de Buenos Aires​​.

Entrevista, Diego Riddick, Asuntos Extranjeros, Migraciones y Culto, República Popular China,