PREVENIR INCENDIOS: UNA VOCACIÓN AL SERVICIO DE LA COMUNIDAD

24/07/17

El Capitán Marcelo Acosta integra la División Capacitación, dependiente de la Dirección de Bomberos de la Superintendencia de Seguridad Siniestral. Exponente de compromiso y vocación en pos de la seguridad social, se ocupa de dar charlas de formación tanto al personal policial como a la sociedad en general. Asegura que su infancia vivida en el grupo de Exploradores Argentinos de Don Bosco fue determinante para definir su vocación. Desde muy chico se le hizo carne el "espíritu de cuerpo". El ingreso a la Escuela de Policía se demoró porque su padre se había quedado sin trabajo y Acosta debió buscar un empleo para ayudar a su familia. Recién a los 21 años se transformó en cadete de la Escuela de Suboficiales y, aunque su intención era especializarse en Comunicaciones, el destino lo hizo formar parte de la Dirección de Bomberos. "Bomberos fue lo mejor que me pasó" confiesa mientras recuerda su paso por la dotación de incendios y el área de investigaciones de incendios y pericias, su título de Técnico Superior en Seguridad e Higiene y Control Ambiental Industrial y el descubrimiento de la docencia como otra gran vocación. Hoy, el Capitán Acosta cuenta con 24 años de antigüedad en la Policía de la provincia de Buenos Aires.

-De todas las etapas de la carrera, ¿cuál es la que más disfrutó?

Yo creo que todas. Tuve, gracias a Dios, la ventaja de trabajar en lo que me gusta, tener excelentes compañeros y tener un buen cuadro de oficiales que en mi caso supieron dónde colocarme. Sinsabores seguro que los tiene la especialidad, pero gracias a Dios creo que todos los momentos fueron lindos. No tengo uno mejor que otro. Sinceramente es esto. Yo creo que ayer fue el mejor y hoy va a ser mejor que ayer. Sinceramente.


- ¿Qué significa para usted la docencia?

Es una responsabilidad muy grande, pero también un beneficio porque como decía Don Bosco: "Uno da uno y recibe cien". Yo quizás aprendo más de mis alumnos, tanto de Policía como los de afuera, que lo que realmente entrego. Para mí dar clases es una satisfacción. Actualmente estoy dando clases en el C.A.E.E.P. en la Tecnicatura de Seguridad Siniestral que después de muchos años la pudimos abrir de nuevo; en el Instituto N° 12 de La Plata, en la carrera Técnico Superior Protección contra Incendios y en el Instituto de Educación Superior Monseñor Lodigiani, también en Seguridad 3. Además, soy responsable de un módulo de incendios que se imparte a empleados de seguridad privada. Y, por supuesto, doy charlas a organizaciones, escuelas y dependencias estatales sobre el mismo tema.

-¿Y cuáles son los conceptos que usted les quiere transmitir en esas charlas?

Lo que nosotros buscamos hacerle ver a la gente es que básicamente nosotros, los Bomberos, siempre llegamos tarde. Que los primeros cuatro minutos después de iniciado un incendio son cruciales. Entonces, lo que buscamos desde el punto de vista de la capacitación es lo que se llama autoprotección. Que las personas sepan cómo tienen que comportarse ante una emergencia por incendio u otro tipo de eventos siniestrales dentro de la vivienda. Los bomberos estábamos acostumbrados a capacitar más que nada en el tema de nuestra función, qué es lo que hacíamos, nuestro equipamiento, las autobombas. Después nos dimos cuenta de que realmente necesitábamos capacitar a las personas acerca de lo que deben hacer en esos cuatro minutos.

-¿Qué es lo que pasa en esos cuatro minutos que son tan determinantes?

Si la prevención del hogar falló, porque la prevención es la anticipación al hecho, lo que se trata de inculcar es un procedimiento de cinco pasos: el primero, dar la voz de alarma a cualquier persona que esté dentro del domicilio, en la calle se pide que griten emergencia pero en la casa que griten lo que sea pero que todo el mundo se entere. Una vez que se enteraron, inmediatamente cada uno de los miembros de la familia debe abandonar la casa. Esto más que nada para hacer un recuento y juntarse en una zona de seguridad; en especial con los hijos. El tercer paso es la convocatoria de los servicios de emergencia. El cuarto, si papá y mamá deciden combatir el incendio, verificar las condiciones de humo, radiación, posibilidad de escape. Y el quinto es la extinción con el uso de extintores manuales o procedimientos manuales. ¿Por qué hacemos mucho hincapié en este procedimiento? Porque la mayoría de la gente no interpreta lo que es el humo. Cuando uno habla de incendio, la gente inmediatamente habla de fuego, las llamas, lo visible, que es lo menos peligroso. El tema acá es el humo y la velocidad de propagación. Para darles un ejemplo, una habitación de un chico de nueve metros cuadrados tiene unos 27 metros cúbicos de aire; en un lapso de 45 a 60 segundos, la habitación está llena de humo. Entonces, hay que ver la necesidad de la autoprotección.

-¿Por qué es tan difícil que en Argentina se utilicen métodos de prevención contra incendios en las viviendas?

Yo creo que esta pregunta se responde con otra: ¿por qué colocaste un matafuegos en el automóvil? Por obligación. No hay obligación en el caso de las viviendas. Entonces, todo pasa por una palabrita, que es "educación". No estamos educados en protección contra incendios. Vos a tu hijo le enseñaste a lavarse las manos, a lavarse los dientes y tantas cosas más del hogar pero no le enseñaste cómo tenía que proceder en caso de emergencias. Y la pregunta sería: ¿en este momento tu hijo con quién está? Y esa persona con la que está, ¿sabe qué hacer verdaderamente en caso de un incendio? Siempre se piensa que las cosas no nos pasan a nosotros, le pasan al vecino. Eso sí, cuando nos pasa nos golpeamos el pecho. Entonces, ¿por qué protegerme de eso si a mí no me puede pasar? Y la realidad estadística dice que la mayoría de los incendios no sucede en lugares públicos, administrativos, lugares de trabajo sino que la mayoría de los incendios suceden en viviendas.

-¿Cómo se trabaja en zonas en las que las viviendas son más precarias?

Una estadística que mantiene el Ministerio de Seguridad y la Dirección de Bomberos, o sea que no es estadística nacional sino provincial, indica que en el caso de viviendas de mampostería o madera, las dos se queman por igual. Lo que se ha hecho en esos lugares es trabajar, por ejemplo, con centros de fomento, algunas veces con parroquias o algún vecino que se junta, solicita y se va a dar capacitación sin ningún tipo de inconveniente. En eso no tenemos restricciones. A nosotros nos piden y nosotros vamos.

-¿Cuáles serían los puntos principales para enseñarle a nuestros hijos para que puedan protegerse ante una emergencia de este tipo?

Volvemos a los cinco pasos de los que hablé recién: que le enseñes a dar la voz de alarma, a reconocerlo; que inmediatamente de reconocido el riesgo evacúe a una zona de seguridad preestablecida fuera de la vivienda; la convocatoria de los servicios de emergencia es fundamental y la mayoría de la gente no tiene idea de los números de emergencia. Generalmente utilizan el 911, que es una vía pero también tenés el sistema de los 100 que está vigente en toda la provincia; es más, son a nivel nacional, de Ushuaia a La Quiaca. Entonces, vos decís, enseñale el número 100 también, por lo menos tiene dos vías de comunicación. Una vez que garantizaste que toda la familia está afuera, alguien convocó a los servicios de emergencia a través del vecino o lo que sea, papá y mamá o chicos mayores de 18 años si tienen el extintor manual o una manta ignífuga y está capacitado evaluará su seguridad, en cuanto si voy a apagar o tengo que evacuar y una vez evaluado procederá a la extinción, que es el quinto paso. Si no, directamente, evacuación, cerrado de puertas y ventanas y esperar que vengan los servicios de emergencias. Lo que garantizamos con este procedimiento es que la familia pueda actuar en forma temprana. Si la mayoría de la gente tuviera bien en claro este procedimiento, los bomberos llegarían, garantizarían seguridad y nada más.

-Cuando dan este tipo de charlas en edificios públicos, ¿cómo es la respuesta de la gente?

Es muy buena, muy buena. Quizás en un edificio público lo primero que te van a decir es "no tenemos las cosas". No obstante eso, le buscamos la vuelta y tratamos de comprender que por más que no las tengan se pueden hacer muchas cosas y ese hacer muchas cosas corresponde a la educación y la capacitación. Para preparar un plan de emergencias de evacuación es requisito fundamental que la gente esté capacitada y esté entrenada para dar respuesta. Por más que quizás te falte una puerta, la escalera no esté correctamente señalizada, podemos trazar un plan. Pero, a veces, si nosotros esperamos "el debe" no hacemos nada y estamos al horno. Si uno analiza los edificios, sobre todo públicos, va a encontrar muchísimas falencias pero se puede hacer mucho solamente con la capacitación, el entrenamiento del personal y sobre todo con la organización ante la emergencia.

-¿Las noticias de atentados que se han dado en el mundo, e incluso en Argentina, colaboran en que la gente tenga un poquito más de conciencia acerca de lo que puede pasar en un edificio?

A mí no me han planteado específicamente en los edificios públicos preguntas referidas al terrorismo o a la acción indebida, intencional, vandálica. Siempre en edificios públicos terminamos hablando más del hogar que del propio edificio. Diferente es cuando capacitamos a personal policial. Ahí sí surgen esas preguntas.

-¿Usted adquirió la costumbre de controlar permanentemente en la vía pública si se cumple con las medidas contra incendios?

Yo creo que es como preguntarle al policía si cuando está con la familia está atento a la calle y la verdad es que estamos atentos.

-¿Cómo bombero ha participado en emergencias que involucren a muchas personas?

El último en el que me tocó brindar colaboración fue en el de Diagonal 79, entre 1 y 2. Si bien no es mi función específica la dotación de incendios, nosotros estamos en el Cuartel La Plata, yo llamé a la guardia, me dijeron que me sume y todos los muchachos del taller también se sumaron, tomamos un móvil y fuimos a colaborar. Fue un incendio en el subsuelo de un edificio de altura que trajo aparejado mucho humo. Entonces, las dos dotaciones nuestras más el hidroelevador estaban trabajando, los muchachos sacaban gente en una condición de inseguridad a planta baja, zona segura, y nosotros empezamos a cargar equipos de respiración. Se tuvo que evacuar todo un edificio. Me han tocado incendios en donde ha habido evacuaciones grandes o por amenaza o por el propio incendio como fue en las Torres gubernamentales.

-Cuando hablamos de edificios, ¿cuáles son las falencias que tienen en cuanto a seguridad en lo que es un hecho de estas características?

La principal es no tener el personal capacitado para dar respuesta. La respuesta inicial creo que es igual en todos los edificios. Generalmente, por no saber qué hacer es cuando surgen otros problemas más difíciles de manejar. Creo que esa es la principal: no tener capacitado al personal.

-¿Y desde el punto de vista material?

Desde el punto de vista de lo que se llama protección pasiva y protección activa sí hay muchas falencias. Quizás desde el punto de vista de protección pasiva, que es lo estructural, es la sectorización de los edificios. Que yo pueda pasar de determinada área del edificio a otro sin tener problemas, por ejemplo, con el humo. Las vías de escape son otro grave inconveniente: muchos edificios poseen escaleras que no están conformando caja, están conectadas desde planta baja a planta alta. Cualquier incendio en las diferentes plantas provoca que el humo llegue a lo más alto. Si esto estuviese conformando una caja, una sectorización, habría más tiempo para evacuar. Y con respecto a protección activa, que es la parte específicamente de la extinción, hoy por hoy lo que se está tratando de colocar en los edificios son los rociadores automáticos. Está comprobado que son lo mejor para extinguir incendios. Permiten confinar el incendio, confinar el humo. Necesitamos una normativa un poquito más moderna

-¿Cómo es la legislación en este aspecto?

Está la ley nacional de Seguridad e Higiene del Trabajo N° 19587 que es clara de cómo tendrían que estar las instalaciones en cuanto a seguridad contra incendios. Si hay una legislación del año 1972 con decreto reglamentario de 1979 vigente, por lo menos respetemos eso. ¿Es viejo? La respuesta es sí. ¿Necesitamos otro tipo de legislación moderna? La respuesta es sí. Pero, por lo menos cumplamos con lo que hay. Cuando hablamos de la vivienda podemos hablar de normas nacionales como las IRAM, que sí recomiendan pero no obligan. En una vivienda se recomienda tener un extintor de cinco kilos de polvo químico triclase como mínimo, para fuegos de sólidos, líquidos y gases y fuegos eléctricos. O sea, cubrís toda la gama. Es similar al que vos tenés en tu auto pero con más capacidad. La otra pretensión es: lo tenés, ¿lo sabés usar? Volvemos a lo mismo, la educación ante todo.

-¿Cómo se organiza la emergencia?

Cuando uno habla de planificación de emergencias habla de la asignación de los roles que las personas deben cumplir. Por ejemplo, quién cumple la función de dirección de emergencia, quién es el encargado. De acuerdo a las características del edificio puede haber un encargado por cada piso. En un hospital, por ejemplo, se puede designar un encargado por administración, otro por internación. En un edificio de altura el encargado sería uno por piso. Después se deben designar los integrantes de los diferentes equipos: personal propio y estable de la planta que se va a dedicar al equipo de evacuación, un equipo de apoyo (aquellos que cierran luz, gas), el equipo de primeros auxilios (personal que fue entrenado y capacitado para brindar un primer auxilio antes de la llegada del 107 o del SAME o de los Bomberos), después personal que está capacitado para combatir un principio de incendio con el uso de extintores o con mangueras, pero ahí necesitan un entrenamiento muy particular. Entonces, vos diste una organización antes de que llegue la ayuda externa, eso es lo que se pretende, dar respuesta en esos primeros cuatro minutos. ¿Hay muchos edificios que la tienen? Sí, y otros que están recién peleando por obtener esa organización. Esa organización se complica en edificios públicos, por los turnos mañana, tarde, noche; saben lo complicado que es eso pero no es imposible. A veces las empresas privadas al ser un poquito más acotadas en su trabajo lo tienen mucho más lubricado. Si yo voy hoy a una empresa que tenga un riesgo potencial suena la voz de alarma y vos los ves todos trabajando organizadamente. Y para los Bomberos, ¿qué beneficio tenemos? Ellos ya empezaron la actividad y la terminamos nosotros.

-¿Cuál es la realidad de los edificios públicos?

El edificio público tiene un potencial muy grande y ese potencial es su personal. Ahora estamos haciendo un trabajo en las torres gubernamentales, imaginate lo que es eso. Yo di la presentación en la Torre I pero fueron de la II también; se empezó con una capacitación justamente para poner un plan de emergencia que está escrito, que ya fue comprobado oportunamente y que solamente hay que darle prioridad, resurgirlo y volver a hacer los simulacros que se hacían antes. Lo había pedido el Centro Administrativo Gubernamental, o sea, los encargados de los edificios. Lo que pasa es que es un edificio que tiene un riesgo potencial por la cantidad de gente. Tiene muchos trabajadores y una gran cantidad de gente que entra.

-¿Cuál es la competencia/injerencia zonal entre ustedes y los Bomberos Voluntarios?

Está dividido por jurisdicciones. No obstante, nosotros podemos ingresar a la jurisdicción de bomberos voluntarios. Por ejemplo, algo de alto riesgo. Ha pasado en algunos lugares donde a los Voluntarios los han apedreado, entonces ellos quedan replegados y entramos nosotros. Un caso fue el del motín con incendio en la Unidad Penitenciaria N° 28, Magdalena. Los Bomberos se retiraron y terminamos yendo nosotros. Ya tarde, estamos hablando de 34 muertos. Y los Bomberos ahora están atravesando un proceso por abandono de persona; todo un temita. Pero ahí no podían ingresar ellos; nosotros ingresamos de una. Tenemos esa doble función: (bomberos y policías). A nosotros nos gusta decir que somos la Policía del fuego. Y, después, la parte de investigación, que voluntarios no la tiene, la tenemos nosotros. Somos auxiliares de la justicia.

-¿Cuáles son sus expectativas en los años de carrera que le restan?

Me gustaría que mis compañeros en sí tengan un nivel profesional bien fuerte. Entonces, quiero seguir peleando por la capacitación y el entrenamiento de ellos. En mi caso particular me toca todo lo que es el desarrollo de los proyectos de capacitación, velar por eso. Creo que nosotros cuanto más capacitados estemos, más entrenados estamos, más profesionales somos. En primer lugar, por lo que estamos protegiendo que es la sociedad y, en segundo, porque estamos representando una institución centenaria que es, en este caso, la Dirección de Bomberos y la Policía de la provincia de Buenos Aires. Capacitación y entrenamiento es donde quiero hacer hincapié, aunque en lo personal me gustaría volver a la investigación, que me encanta, pero yo voy donde la fuerza me dice.

-¿Y después del retiro?

No sé. Me gustaría hacer otras cosas, me gusta mucho el campo, me gustan los animales, me gusta la naturaleza, entonces quizás me dedique a una pequeña quinta, una huerta, criar algunos animales, quizás eso. Eso no implica que de vez en cuando me citen para dar una charla al cuerpo. Pero no sé todavía. Disfrutar más con mi señora, por el tema de tiempos, que a veces se hace complicado. Le pido a Dios por mis hijos, que tengan trabajo, estudien, crezcan sanos y fuertes.

Crédito fotos: Comunicación Institucional Policía de la provincia de Buenos Aires​​.

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