MENSAJE DE SEMANA SANTA Y BENDICIÓN DEL CAPELLÁN GENERAL

09/04/20



Todos los años, más o menos para esta fecha, nos disponemos a vivir la Semana Santa. Habitualmente, concurrimos a la Iglesia a buscar los ramos de olivo, participamos de las celebraciones litúrgicas en nuestra Parroquia, rezamos el Via Crucis por las calles, nos reunimos en familia a compartir el almuerzo del Domingo de Resurrección, nos regalamos huevitos de chocolate, nos deseamos felices pascuas unos a otros. Sin embargo, esta Semana Santa, no la podremos vivir así, porque junto a toda la humanidad, nos encontramos en un momento extremadamente delicado. De golpe, en todo el mundo, ha irrumpido un mal prácticamente invisible, que ha puesto en jaque la vida de todos: el covid-19. Este peligro inminente, nos obliga a custodiar nuestra integridad física, respetando las normas y comportamientos sociales que las autoridades sanitarias nos indican; y a alimentar nuestra espiritualidad, celebrando la fe en el aislamiento, siguiendo los ritos y actos de piedad por las redes sociales y medios de comunicación, y contemplando las escenas de la Pasión, no en estampas sagradas, sino en la realidad dificultosa que nos toca.
 
El Evangelio, la Buena Noticia de la Salvación que nos ha traído Jesucristo, es coherencia total, porque el Señor confirmaba con obras concretas todas sus enseñanzas. Hay una, que puede ser significativa para todos los que formamos parte de esta gran familia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, y que se hace patente en los Misterios que la Semana Santa nos propone contemplar y celebrar; según las mismas palabras de Jesús, "…el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos" (Mt. 20, 28.). Efectivamente, padeciendo y entregando su vida en la Cruz, el Señor presta un servicio de misericordia a la humanidad, a todos los hombres de todos los tiempos, a nosotros también: con una generosidad y amor absolutos ofrece su vida, nos salva, nos rescata del pecado y de la muerte, nos da la vida eterna y nos abre las puertas del Reino de los Cielos.
 
Este Servicio sobrenatural, infinito y eterno del Señor, ilumina toda vocación auténtica de servicio en la sociedad, también la de la Policía. ¡Cuántas veces hemos escuchado en actos policiales, en discursos, y aún en nuestras charlas de camaradería, hablar de "vocación de servicio"! Hoy se ha terminado el tiempo de las palabras, para dar paso a la hora de la acción. Cada hombre, cada mujer que pertenece a nuestra Fuerza, hoy está haciendo realidad esa vocación de servicio, dando testimonio de responsabilidad, sacrificio y entrega, en las distintas tareas operativas y de apoyo que se están llevando adelante con motivo de la amenaza pandémica: darse ánimos unos a otros, ayudar a todos los ciudadanos a vivir el aislamiento social preventivo y obligatorio, evitar conductas irresponsables, cuidar a los más vulnerables, hacerle los mandados a algún abuelo que lo necesite, ayudar a que los jubilados tomen distancia en la cola de un banco, alcanzarles una silla mientras esperan, colaborar en la entrega de alimentos a los más necesitados, garantizar la seguridad, etc.
 
Hace unos días el Papa Francisco, mientras impartía una bendición extraordinaria pidiendo al Altísimo el cese de la pandemia, hacía una reflexión profundísima que nos toca e interpela: El Santo Padre decía que "nos ha sorprendido una tormenta … Parece que todo se ha oscurecido llenándolo todo de silencio y vacío… Nos encontramos asustados y perdidos…", y además agregaba, con la imagen evangélica de la barca que atraviesa la tempestad, que "…en esta barca estamos todos": estamos los policías de la Provincia y todas las fuerzas de seguridad y defensa, los médicos, enfermeros, y todo el personal sanitario, los voluntarios, los que producen, comercializan y distribuyen alimentos, los que garantizan el funcionamiento de servicios esenciales, los que están a la vanguardia y los que permanecen en sus casas, los enfermos, los que le ponen el cuerpo a la adversidad, y los que rezan. Estamos todos, por un lado, porque toda la humanidad está amenazada por el coronavirus; pero, por otro lado, porque entre todos, cada uno desde el lugar que le toca, tenemos que ayudarnos a salir adelante, y a hacer frente a este mal.
 
El Servicio de amor de Jesús, si bien es pasión y sacrificio de la vida hasta la muerte, tiene un final feliz que nos colma de esperanza y nos devuelve la alegría: como decía el Papa Francisco, "…en medio del aislamiento escuchamos una voz; el anuncio que nos salva: ha resucitado y está a nuestro lado…"; por eso, en estos días santos, tenemos que pedir la gracia de "…sentir la presencia de Dios en medio de nuestros sufrimientos y dolores". Sí. En medio de las dificultades y los miedos, no estamos solos. El que se entregó a la pasión y a la cruz y resucitó, camina con nosotros, nos custodia y nos salva, y si continuamos por este camino de racionalidad, de responsabilidad, de solidaridad, y de amor, también nosotros, todos juntos, con su ayuda, prevaleceremos.
 
Quiero aprovechar estas breves reflexiones que les acerco con motivo de la Semana Santa, para bendecir de una manera especial a todos y a cada uno de los que forman parte de nuestra querida Policía, en todos sus estamentos, escalafones y responsabilidades, desde las autoridades ministeriales y policiales, hasta el último de los efectivos que ha ingresado a nuestra Fuerza; abrazarlos afectuosamente en esta bendición, y agradecerles, porque están dándolo y dejándolo todo, con un amor inmenso y desinteresado, para servir y cuidar a los bonaerenses en este tiempo de vulnerabilidad y prueba. ¡Que el Altísimo los recompense! Y que descienda sobre ustedes, familiares y seres queridos, por intercesión de nuestra Madre Santísima de Luján, y de nuestro Santo Patrono San Miguel Arcángel, la bendición de Dios Todopoderoso; del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
 
                                                                                     ¡Feliz Pascua para todos!
 
 
                                                                                       Pbro. Hernán Remundini
                                                                                             Capellán General
                                                                                 Policía de la Pcia. de Buenos Aires


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