Cada 2 de noviembre, la Iglesia celebra la Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos. En esta fecha, se nos invita a recordar a aquellos que nos precedieron en el camino de la vida y de la Fe, y a orar por ellos. Nuestra policía, hace coincidir esa celebración litúrgica y la renombra "Día de los Caídos". Es una manera de mantener vivo un recuerdo agradecido, y un homenaje permanente, para con nuestros camaradas que entregaron su vida cumpliendo con su deber, y en actos de servicio.
Rezar por los muertos, ofrecer la Misa por ellos, es un acto de amor que pone de manifiesto nuestra Esperanza en la Vida Eterna. Con el sacrificio de la Misa, con nuestras oraciones, pedimos que sus almas sean purificadas para que puedan descansar en paz y llegar al Reino de Dios.
Sabemos que cuando un policía muere en estas circunstancias, sus familiares, sus amigos y sus compañeros de trabajo transitan un camino doloroso intransferible. También en este día queremos unimos a ellos intentando hacer propio ese sufrimiento, acompañándolos, desde la cercanía y el consuelo, y asociándonos a su oración y a su homenaje, reconociendo el sacrificio supremo de aquellos que entregaron su don más preciado: la vida misma.